sábado, 2 de febrero de 2013

Casa del Congreso de Angostura


Construida al comienzo de la segunda mitad del siglo dieciocho para Colegio de latinidad y primeras letras, ha sido, además, sede del Congreso de Venezuela, del "Correo del Orinoco",  de la Vicaría Apostólica de la Diócesis de Guayana,  Colegio Federal Liceo Peñalver, Colegio de Abogados, Tribunales de Justicia y Asamblea Legislativa.  Después de su restauración se destinó a Museo de sitio y asiento de la Biblioteca Bolivariana.  En la parte baja funciona el Archivo Histórico de Guayana.

            Los bolivarenses, quizás más que el resto de sus connacionales, recuerdan fielmente cada año la histórica fecha del 15 de febrero de 1819 que dio inicio al Congreso autor de la forma constitucional y jurídica de una nueva República.
            Decimos que "los bolivarenses más que el resto de sus connacionales" porque fue precisamente Ciudad Bolívar, la entonces Santo Tomás de la Angostura, asiento de todos los Poderes restaurados por ese segundo Congreso Constituyente de Venezuela reunido aquí hasta que la Carta Fundamental de Colombia dispuso el traslado de la Capital a la población de Nuestra Señora del Rosario de Cúcuta, ya no como Congreso de Venezuela, sino como Congreso de la República naciente que unía a Venezuela, Nueva Granada y Quito.
            El inmueble donde se reunió este Congreso se halla en el Cuadrilátero Histórico de la ciudad y se conserva intacto gracias a los trabajos de restauración realizados entre 1976 y 1978.  Antes había sido declarado Monumento Público Nacional y venía y sigue siendo el edificio antiguo por el cual los guayaneses y visitantes de otros lares experimentan mayor respeto y veneración.
            Según lo que hemos indagado y leído, el edificio en su construcción sigue una línea arquitectónica  neo-clasista.
            La casa fue construida en una de las partes altas de la ciudad durante la administración del gobernador  de la Provincia de Guayana, Manuel Centurión Guerrero de Torres (1766-1776).  Estaba prácticamente unida al edificio de la Real Hacienda y su patio se extendía hasta lo que es hoy la Escalinata, donde estaba instalada una campana traída de la antigua Santo Tomás de la Guayana.  De allí su nombre anterior de "El Campanario".
            En la construcción del inmueble, de dos niveles, siguiendo la topografía accidentada del terreno, se utilizó piedra del propio cerro El Vigía donde se halla, además de barro, madera y mollejones adquiridos en Las Antillas.  La cubierta o techo era de tejas corridas sobre dos aguas, pero ésta fue sustituida en 1868, según decreto del gobernador Juan Bautista Dalla Costa Soublette que ordenaba su total reparación.  Aparecieron entonces las hermosas azoteas moriscas que todavía conserva y adicionalmente una torre de estilo bizantino.
              En 1896, cuando el edificio fue erigido en Universidad,  volvió a ser reparado gracias a 30 mil bolívares acordados por el Congreso Nacional.  Con ese dinero se compraron  muebles, el púlpito del Paraninfo y varios bustos de filósofos y poetas griegos extrañamente desparecidos.
            Durante la Guerra Federal sirvió de baluarte a las fuerzas del Estado y en 1903 fue habilitada para que funcionara en ella el Hospital Militar.
            En 1974, siendo el doctor Domingo Álvarez Rodríguez, gobernador, decidió por cuenta del Estado la restauración total de la Casa debido a que se hallaba en progresivo deterioro.  El arquitecto Graziano Gasparini dirigió los trabajos hasta 1979 que fue declarada Museo de Sitio por el Presidente de la República, Carlos Andrés Pérez.
Colegio de primeras letras
            En el decenio del Gobernador Centurión, el edificio entró en servicio como Colegio de primeras letras y latinidad y en el mismo funcionaban también algunas dependencias del gobierno colonial. Quienes estudiaban allí, obviamente, eran los hijos varones de familias con cargos en la administración real o de cierto rango en la vida social angostureña.  Pocos estudiantes, pues la población general era exigua.
            En 1817, cuando los patriotas tomaron la ciudad de Angostura tras un prolongado sitio militar, el inmueble, uno de lo más cómodos y distinguidos de entonces, fue utilizado como sede del Gobierno Supremo y en enero de 1819 destinado al segundo Congreso Constituyente de Venezuela o Congreso de Angostura.
            El Congreso de Angostura estuvo deliberando como tal, desde el 15 de febrero de 1819 hasta el 20 de Enero de 1820, cuando asumió sus funciones una Diputación Permanente.  Durante ese lapso se ocupó primordialmente de aprobar la Constitución de Venezuela y otras leyes y finalmente, tras la victoria de Bolívar en Boyacá, la Ley Fundamental que crea la República unidad de Venezuela, Nueva Granada y Quito, con el nombre de Colombia.
            La Diputación Permanente estuvo ocupando el inmueble hasta mayo de 1821 cuando se instaló el Congreso General de Colombia en la villa de Nuestra Señora del Rosario de Cúcuta.
Correo del Orinoco
            Como la Diputación Permanente era de pocos miembros y no requería de toda la estructura del inmueble, se destinó la parte de abajo con salida por la Calle Real (Calle Bolívar) para la reubicación de la imprenta donde se editaba el Correo del Orinoco.  De manera que el hebdomadario de los patriotas reanudó su edición allí desde el No. 92, ya no impreso por Andrés Roderick sino por Tomás Bradshaw, quien  apenas se sostendrá  en el taller hasta el No. 99, pues a partir de la edición 100 aparece W. B. Stewart, asistido en la administración por Juan Bernad, quien vivía en la misma casa.
            El Correo del Orinoco continuará  editándose en la Casa del Congreso de Angostura hasta el 23 de marzo de 1822 cuando se extingue al separarse José Ucroz como gobernador de la provincia de Guayana.  La Casa entonces es adquirida por la Diócesis y habilitada para que desde ella cumplan su actividad social y religiosa  los Padres jesuitas enviados desde Bogotá  a raíz de la muerte, ese año de 1822, del Vicario y Provisor, Remigio Pérez Hurtado.
Colegio Federal
            El 27 de octubre de 1824, el Gobierno de Bogotá  dicta un Decreto creando el Colegio Federal de Guayana y dispone como sede el Hospicio de los Padres Observantes (Convento de la Plaza Centurión), pero por estar en las afueras de la ciudad resultaba inconveniente.  Receptivo el Gobierno de Colombia en atención a un pedimento, permutó a la Diócesis la Casa del Congreso, por el Convento.  El avalúo del antiguo Convento fue de 26.243,49 pesos  y el de la Casa del Congreso,12.715,37.  De todas maneras, fue imposible instalar el Colegio por falta de recursos económicos y profesionales.
            En 1830 todavía resultaba imposible instalar el Colegio, sobremanera por el conflicto de separación de Venezuela de la República de Colombia.  Dada esta situación, Monseñor Mariano Talavera y Garcés al posesionarse como Administrador Apostólico de la Diócesis de Guayana, ocupó la Casa del Congreso para instalar allí la Vicaría Apostólica, la cual funcionó hasta que mediante una reformulación del decreto anterior, el Gobierno de José Antonio Páez dispuso la apertura del Colegio Federal de Guayana, el 24 de junio de 1840.
            De suerte que la Casa del Congreso llegó a abarcar los tres niveles de la Educación: primaria, secundaria y universitaria.  Hasta 1904 que el Presidente Cipriano Castro liquidó el nivel universitario, el Colegio había conferido 34 grados de bachiller en medicina; 19 grados de bachiller en derecho; 9 de bachiller en teología; 19 grados de doctor en medicina; 16 grados de doctor en derecho y 4 de doctor en teología.
            El general Francisco Linares Alcántara, gobernador del Estado Bolívar, al final de la presidencia de Castro, dotó al inmueble de alumbrado con gas acetileno y ordenó la ejecución de los retratos al óleo de los próceres general Pedro León Torres, Fernando Peñalver, Eusebio Afanador y Juan Vicente Cardozo para colocarlos en el salón donde sesionó el Congreso de Angostura.  Este decreto se cumplió durante la administración del general Arístides Tellería, según averiguamos en viejas gacetas del archivo de la Gobernación.  Las pinturas fueron hechas por el artista Antonio Herrera Toro, quien cobró 2.600 bolívares.  Otros gobernantes como el doctor Luis Godoy, siguieron llenando el salón del Congreso con óleos  de los demás próceres venezolanos.
            Al liquidarse el nivel universitario, el Colegio Federal continuó con el nivel secundario.  El 15 de abril de 1937, el Gobierno Nacional sustituyó el nombre de Colegio Federal por el de Liceo Peñalver y con ese nombre permaneció en la Casa del Congreso hasta 1957 que fue reubicado en un edificio moderno construido en el sector conocido como Las Tinas.
Colegio de Abogados y Tribunales
            Posteriormente la Casa sirvió de sede al Colegio de Abogados, a los Tribunales de Justicia y a la Asamblea Legislativa, instituciones que hoy tienen sedes propias.
            En 1974 cuando el doctor Domingo Álvarez Rodríguez me pidió le sugiriera alguna obra importante que él pudiera realizar en beneficio de la ciudad.  Le recomendé la restauración de la Casa del Congreso de Angostura que se hallaba en estado deplorable.  Asimismo que rescatara la Laguna El Porvenir conforme a un proyecto dejado por Leopoldo Sucre Figarella y que prolongase el Paseo Orinoco hasta Los Coquitos.  A Domingo Álvarez le brillaron los ojos y no lo pensó dos veces.  Inmediatamente decretó la ejecución de esas obras.  La Casa del Congreso fue sometida a un completo proceso de restauración con dineros del Estado, bajo la dirección de Graciano Gazparini y allí está  con toda su magnificencia neoclásica, desde el 15 de febrero de 1978 que fue inaugurada junto con la Catedral de Ciudad Bolívar.
            Aparte de su valor histórico, la casa en sí tiene un valor artístico que impacta al visitante.  Sus espacios y niveles tan bien aprovechados, las azoteas moriscas desde las cuales se domina el paisaje del río, los patios internos, jardines, y el alto y frondoso Bálsamo de Tolú aromando el ambiente.
            Sigue siendo la Casa de la ciudad más venerada y se mantiene activa a través del antiguo salón de sesiones parlamentarias, la sala de conciertos, la galería iconográfica de los próceres, la Biblioteca Bolivariana y el Archivo Histórico reubicado desde la Cárcel Vieja a la parte baja del inmueble, por supuesto, sitio inapropiado para conservar y estudiar expedientes con más de ciento cincuenta años de origen.
            La entrada está  llena de placas conmemorativas y en uno de los jardines hay una que da cuenta que en esa casa, siendo su padre rector del colegio, nació el ilustre romancero Héctor Guillermo Villalobos, quien fue Gobernador del Estado (1945-1946). Es cierto, los rectores del Colegio vivían allí con su familia y a falta de buenos hoteles en el siglo pasado, allí se hospedaron personalidades de tránsito como el explorador Francisco Michelena y Rojas, el novelista colombiano José María Vargas Vila y el poeta carupanero, fundador de El Universal,  Andrés Mata.



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